Un par de tenis de correr tarda aproximadamente 1000 años en descomponerse. La mayoría de corredores compra dos o más pares cada año. Solo con eso, ya le debemos bastante a la Madre Naturaleza.
Si a eso agregamos que casi el 100% de la ropa y accesorios de correr que compramos en CR son importados (o sea, requieren ser transportados hasta aquí, lo cual se traduce en quema de combustibles y emisiones de gases de efecto invernadero) y que vamos y venimos a las carreras, al gimnasio o al lugar donde entrenamos en carro, al final nos damos cuenta de que nuestro deporte no es tan ecológico como hubiéramos pensado.
Pero no todo está perdido, he aquí algunas ideas que podemos aplicar para reducir nuestra huella ecológica como corredores:
Compre tenis y accesorios con tendencias ecológicas, por ejemplo, hechos con materiales reciclados, o los tenis con tecnología BioMoGo de Brooks que se degradan en 20 años en vez de 1000. Cada vez es más común ver artículos “verdes” en las tiendas para corredores, pregunte por ellos.
Cuando vaya a entrenar, a una carrera o al gimnasio, procure irse en transporte público, compartir carro con algún conocido, o mejor aún, irse en bici o trotando.
No bote a la calle las bolsitas plásticas de agua que dan en las carreras. Guárdeselas en la pantaloneta y bótelas en el basurero al final. Mejor aún, lleve su propia hidratación para no usar del todo bolsas plásticas.
Compre una botella reutilizable, en lugar de botellas que solo usa una vez y luego bota. Imagine la cantidad de agua y combustible que se requiere para construir esa botella, y la cantidad de años que se necesitarán para que se degrade, y todo para que usted o yo nos tomemos su contenido en cinco minutos y luego la botemos. Mejor compre una que le dure 3, 5 ó 10 meses y luego pueda reciclar.
Compre el hidratante en polvo. Con un envase (reciclable, por cierto) de 500g de polvo, se hace el equivalente a 13 botellas plásticas de 600mL.
Use las tenis y en general toda la indumentaria durante el mayor tiempo posible. Si ya no le gusta, busque regalarla a alguien que lo necesite. Cuando compre la nueva prenda, escoja la más ecológica.
Recicle todas las botellas de hidratante y agua que compra, así como los envases plásticos del hidratante en polvo y todo lo demás que sea reciclable.
Consuma menos carne, porque requiere mucho más combustible y agua en su producción que otras fuentes de proteína. La ganadería es la principal fuente de emisiones de CO2 de todas las actividades humanas, incluso por encima del transporte. Si consume carne todos los días, con que se proponga no comerla los lunes, por ejemplo, ya está ayudando al planeta.
Si quiere llevar sus acciones proambiente a un nivel más alto, propóngase recoger un par de recipientes plásticos que se encuentre tirados en la calle mientras entrena, y los deposita en un basurero cercano, o mejor aún, los recicla.
¡Hey, tampoco es que correr es malo para el ambiente! Prácticamente todas las actividades de los seres humanos tienen un costo ecológico (trabajar, estudiar, cocinar, pasear… todas, de alguna u otra forma, dejan una huella), simplemente, correr no es la excepción. Tomemos nota y disfrutemos de nuestro deporte de la manera más amigable posible con el ambiente.