Quizás estoy un poco loco (¿acaso no lo estamos todos?), pero uno de los placeres más grandes para mí como corredor es pasar por un lugar y decir: “por aquí he corrido yo”. Ojalá un escenario mágico como la cima del Volcán Irazú o la arena prístina de Playa Conchal bajo un calor endemoniado, pero cualquier lugar citadino también es motivo de orgullo.
El Bulevar de Rohrmoser. ¡El Bulevar de Rohrmoser por dios! Con certeza la calle de Costa Rica por donde más carreras han pasado. Y cada vez que voy en carro sobre el bendito bulevar me acuerdo de la San Silvestre del 2009, o de la Under Armour el año pasado, o de aquella nocturna de ocho kilómetros cuando estábamos en la moda de las carreras nocturnas, y cuyo nombre ya ni me acuerdo.
Y así me pasa con la calle principal de Lindora, o cada vez que paso por algún punto de San José que de repente me remonta al kilómetro 17 de la Clásica San Juan. Y hablando de la San Juan: San Pedro, Curridabat, Ochomogo… ¡cómo no pensar en la meta de la San Juan cada vez que veo el Parque de Tibás! O bueno, para los corredores más modernos, Curri, San Pedro y esa vuelta a la izquierda hacia la Biblioteca Nacional tienen que llenarse con memorias de la Media Maratón Correcaminos…
Sol y Arena, muchachos ¡Sol y Arena! ¿Me van a decir que no piensan en Sol y Arena cuando están asoleándose en vacaciones junto a su familia en Playa Puntarenas? O en cualquier playa en realidad, bajo un calor inmisericorde, cuando algún familiar suelta la queja de “¡que es este calooooorrrrr!”, es inevitable para mí continuar la conversación diciendo: “¡ahora imagínese correr bajo este calor!!! Así estaba más o menos en aquella Sol y Arena en la que…”, o en El Reto Jacó Extremo, o en Tamarindo…
Todos los lugares tienen su encanto, pero para mí el campo traviesa es inigualable, sea en carreras o entrenando. Ver la cima del Volcán Irazú en un día despejado, ahí donde se ven las antenitas, y saber que por ahí corrí yo alguna vez, me llena el alma. Supongo que me recuerda que he vivido, que el tiempo no ha pasado en vano. Que he conocido lugares y que no solo los he contemplado pasivamente desde la ventana del hotel o del carro, sino que he tenido el privilegio de haber corrido por ahí.
Será que estoy loco, no lo sé. Aunque tampoco creo que sea para tanto, hasta cierto punto debe ser normal ver tenis en donde hay carros y ponerle nombre de carreras a las calles, ¿o no? ¿Será que hay algún otro loco por ahí?