LA PÁGINA DE LOS CORREDORES
Hace ocho años creí estar viendo a la perfección en forma de corredora. Fueron las Olimpiadas de Tirunesh Dibaba, las de Beijing, cuando ganó el oro tanto en 5 mil como en 10 mil metros planos. Pero más allá de los oros, fue su exquisita forma de correr la que cautivó mi atención y me dejó boquiabierto: un ritmo brutal llevado por piernas que aparentemente no hacían mayor esfuerzo a juzgar por la cara imperturbable de la etíope, que prácticamente se desplazaba sobre la pista del Nido de Pájaros como si dos ángeles la levantaran uno de cada brazo mientras rompía a sus rivales una por una.
La forma de correr de Dibaba sigue cautivándome hasta el día de hoy, cuando la vi ganar el bronce y lograr su mejor tiempo en los 10 mil metros más rápidos de la historia. Pero las cámaras casi no la enfocaron a ella. Fue de cuarta la mayor parte de la carrera, y las cámaras solo tenían campo para la que iba en el primer lugar y los 50 metros que la separaban de su imnediata perseguidora. Ese primer lugar era de Almaz Ayana, otra etíope, que iba camino a romper un récord mundial casi imposible de la mano, aparentemente, de otros dos ángeles.
Como lo hiciera Dibaba hace ocho años, Almaz Ayana corrió casi en el aire, suspendida y sin mostrar el menor gesto de esfuerzo. Ella fluía mientras todos esperábamos el momento en el que iba a bajar su ritmo imposible, porque tenía que suceder tarde o temprano. Pero Ayana siguió imperturbable, dominante, paseándose por la pista de los Juegos de Río como si no le costara correr a 2:56 minutos por kilómetro y despedazar el récord anterior por más de 14 segundos. Cruzó la línea de meta, respiró apenas como si viniera de hacer un mandado en la pulpería y se dedicó a celebrar su gesta sin dar señales de fatiga. Y uno que se agita al levantarse del sillón...
Estos son los números de la carrera de hoy, incluyendo un gráfico con el parcial de cada kilómetro (el parcial es de la corredora que iba en primer lugar, o sea que los primeros 5 kilómetros son el tiempo de Alice Aprot, pero Ayana siempre estuvo pegada a ella así que no varía mucho).
• Ayana corrió la primera mitad en 14:46 y la segunda en 14:31, lo cual confirma, una vez más, que correr parciales negativos (la segunda mitad más rápida) es la mejor estrategia.
• Su paso promedio por kilómetro fue de 2:56 minutos. Haga un pequeño ejercicio: vaya a la pista de La Sabana (o la que le quede más cerca), y corra una vuelta (400 metros) en 1 minuto y 10 segundos, o al menos 200 metros en 35 segundos. Ese fue el paso de Ayana durante 25 vueltas a la pista.
• Hace siete años que ninguna mujer bajaba de 30 minutos; hoy cuatro mujeres lo lograron (Ayana 2n 29:17, Cheruiyot en 29:32, Dibaba en 29:42 y Aprot en 29:53).
• 17 competidoras mejoraron su marca personal.
• Ayana corrió el último kilómetro en 2:54.59.
• Esta fue apenas la segunda carrera de 10 mil metros de Ayana. La primera fue hace mes y medio y terminó en 30:07.
• Ningún costarricense (hombres incluidos) se ha acercado a esa marca en más de una década, con la excepción de Álvaro Sanabria que, viviendo en Estados Unidos logró correr en 29:39 en el 2012.
